Algo he perdido por el camino de la madurez. Los gestos, la naturalidad, la boca abierta con las amígdalas de fondo, la expresividad.

Nuestros gestos se adormecen.
No sé cuando las muecas y señales que circulaban por mi cara se han diluido;
en algún momento, han dejado de dibujar líneas en mi rostro, los sentimientos.

¿Qué mecanismo extraordinario de nuestro cuerpo provoca la lágrima?
¿Por qué lloramos?

No hay mayor belleza que la espontaneidad.

Texto: Gema Sampedro. Fotografía: Jesús de la Iglesia (en algún lugar de la Lombardía). 

©2018 labellezza.es